AVS Winestuper

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jueves, 30 de septiembre de 2010

Cervino - 40

 Ahora viene la historia de como "CASI" subimos el Cervino por la Arista Hörnli. De ahí el -40... , cuarenta metrucos de nada que nos quedaron para cima y aun así nos dimos la vuelta como zanguanes, pero sin dudarlo ni un momento.

Poco hay que explicar sobre el Cervino. Maravillosa piramide de Piedra de 4478m, que hace frontera entre Italia y Suiza y que como muchos picos memorables tiene diferentes nombres (Matterhorn en Suizo).

Foto del Cervino sacada desde la cima del Allalinhorn

 Sin embargo, el hecho de que sea un pico tan mítico resulta ser uno de los mayores problemas que se plantean a la hora de la ascensión. La arista Hörnli es expuesta y requiere ir con cuidadín y atento a la jugada. Sobre todo en las placas Moseley. Además, el tramo de maromas una vez pasado el Schulter se hace largo y pesadísimo para los brazos. Pero sin duda el mayor de los problemas es sin duda... que está petao de gente!!!!!, pero mucha. Cordadas interminables de gente en procesión y guías asesinos que no dudan en pisarte la cabeza para que su cliente no tenga que esperar en los interminable embudos.  

Pero a lo que vamos. El Alfred y el menda marchamos para allá dispuestos a hacer cima el 3 de Agosto. Veníamos de hacer el Allalinhorn en el valle de Saas Fees el día anterior, con lo que ya estábamos bien aclimatados y a tope de motivación. Con lo que nos fuimos para Zermatt en la furgoneta. Por supuesto, en Suiza nada es gratis y llegar al pié de la Arista implica dejar la furgoneta en un camping en el pueblo anterior a Zermatt (está cerrado para los coches) y pillar  un trenecito cremallera hasta Zermatt. De allí al glaciar Paradise has de coger un telecabina y después un pateo de aproximación de un par de horas. Como te podrás imaginar todo este periplo te sale por una pasta, pero el Matterhornnnnnn!!!! ya lo vale. Una vez allí, a pie de la propia arista se encuentra el refugio Hörnli. Es un refugio bastante grande y acogedor. Pero como nosotros somos así, decidimos que pasando del refu y que nos montaríamos campamento propio. Principalmente lo hicimos porque en esta zona el tiempo es muy cambiante y tanto podía darse el caso de que llegásemos y besásemos el santo como que nos tuviesemos que pasar unos días esperando, y pagando en el refu a base de bien. En conclusión: mete en la mochila hornillo, comida, agua, esterilla, saco, plumas, tienda y la madre que lo parió!!. Junto al refu, un poco mas arriba, hay una miniexplanada con vivacs para tienda ya preparaos donde nos instalamos.

En la estación con las mochilas. Aunque lo parezca, en la mía no hay ningún niño metido dentro. Eso sí pesa como si hubiese un bebé elefante

Que contentos van ellos en el tren

El Cervino desde Zermatt

Total, que el día tres al mediodía habíamos llegado al glaciar Paradise con la intención de hacer la aproximación, montar el campamento, dormir y ponernos manos a la faena hacia las 3 de la madrugada. Sin embargo, en seguida vimos que  el tiempo no estaba para bromas. Al campamento llegamos hacia las 3 de la tarde lloviendo a cántaros. Así que montamos la tienda a fuego y nos metimos dentro. La decisión estaba tomada. Así no podíamos subir, con lo nos tocaba quedarnos un día más en la tienda a esperar a que cambiase el tiempo. Comimos y nos fuimos al refu a tomar un café. Pero..... cambio de planes. Una vez allí y consultando la meteo vimos que daban una ventana de buen tiempo desde las 2 de la madrugada hasta la tarde del día siguiente. Además nos enteramos que esa noche no subían guias, lo cual es un triunfo porque te evitas lo peor de la ascensión, las aglomeraciones y que te pisen. Total, que hablando con unos vascos que había por allí y unos polacos nos calentamos y decidimos probar. Cambio de planes!!!                                       






Despertador a las 2, arriba, desayuno en la tienda, frío de cojones y... mala sombraaaa!!!!! Nevando. Joder, así no podemos salir!. A dormir un rato... las 3, nevando, las 4, niebla, mierda! y a las 5....se oyen hierros. Asomamos la cabeza y sigue la niebla pero de vez en cuando se dispersa un poco. Así que nos vestimos a toda leche y para arriba!. Avanzamos rápido y en poco tiempo pillamos a las cordadas que había por delante. Sigue nevando a ratos y hace un frío del copón.

Primeros tramos de la ascensión. Que frío!
La primera parte de la ascensión se hace por un camino más amplio y por lo tanto más perdedor. Entre los vascos, nosotros y los polacos vamos sacando el camino, pero la cosa está fea porque hay muchas zonas heladas y la piedra está mojadísima y nevada desde bien abajo. Llegamos a la primera maroma y comienza el show. En total seremos unas diez cordadas en la montaña, y las diez llegamos al tiempo a la primera maroma que está situada un poco más abajo de la placa Moseley inferior. Todos en cola! Cada uno hace lo que puede y algunos hacen cualquier cosa, así que momento meditación y abrimos nuestros chacras para no matar a alguien. He de reconocer que el Alfred me tuvo que recordar que hiciese mmmmmmmmm!!! y me relajase porque....
Pues eso, llegamos a la placa inferior y me toca a mi sacarla. La placa en cuestión es un III sup facilito. Pero ese día estaba heladita y mojadita. Un gustazo, vaya. El Alfred me asegura y comienzo a darle. Hay algún seguro que utilizamos y meto un friend. Casi me hago caquita, pero al final la saco. Y plas! Estamos en la cabaña Solvay!!!

Placa en la cabaña Solvay. Si este hombre no solo hizo una fábrica en Torrelavega
Foto de la Moseley superior desde la cabaña


Aquí es donde comienza la segunda parte de la historia. Cuando llegamos a la cabaña serán las 11 de la mañana. Todavía hace bastante malo y pensamos en ocuparla hasta el día siguiente. El tema es que somos al menos 25 personas en la cabaña y como es para emergencias, pues es bastante pequeñita. Eso sí, es impresionante. Está literalmente colgando del vació semi-apoyada sobre un codo a mitad de la arista. Y que vistas!!!.

Cuando ya nos habíamos quitado todo el material y ya con la cabeza más fría, los vascos deciden llamar por el walkie a sus colegas en el refu para que nos miren la meteo de nuevo. Y.... sorpresa, la meteo dice que hay cambio de tiempo hasta el día siguiente y que mejora y se abre. Pues... de nuevo nos calentamos y con nosotros los polacos y tothom allí presente. Y aquí es donde comienza el problema. Resulta que en la misma cabaña es donde comienza la placa Moseley superior. Una vez pasada ésta, adelantar cordadas es peligroso puesto que se va todo el rato por una arista aérea protegida con estacas metálicas en la que estás casi obligado a seguir al que lleves por delante por muy despacio que vaya. Pues eso, que los polacos que nos se habían desatao se nos metieron delante. La verdad es que el cabeza de cordada era un cremas, pero el resto eran unos paquetes!!. A partir de aquí, todo fué un peregrinar lento de estaca en estaca y cagándonos en todo por lo bajinis y a veces en voz alta. El tiempo pasaba y eran por lo menos las tres de la tarde. Ya no nevaba y salió el sol, pero igualmente hacía mucho frío. Y así llegamos al comienzo de las maromas. De repente, parón. Nadie se mueve. Comenzamos a jurar en hebreo. Y al cabo de 15 min de espera los polacos se dan la vuelta. Que coño haceissss???!!!! -No time, too late, no time. Que se bajan, y no solo eso, sinó que quieren que nos bajemos nosotros también. Conclusión, que les damos las gracias por la soberbia putada que nos han hecho no dejandonos pasar delante y les agradecemos cortésmente el maravilloso tiempo que nos hicieron perder, les dejamos pasar y tiramos pacadalt!.

Nuestros amigos los polacos, justo en el momento en que decidieron darse la vuelta
 A partir de aquí progresamos mucho más ligeros en ensamble tirando de maroma y más maroma. En esta zona el camino transcurre por el hombro superior de Cervino y es una continua trepada nevada con realtes verticales de 3 o 4 metros en los que los guías han instalado unas maromas para que subas a puro brazo. Se hacen bien, pero a más de 4000 m se nota el esfuerzo con el peso y los crampones puestos.
Miro el termómetro y hace -15º y con viento. Con razón tenía tanto frío. Y otro detalle que ya habíamos venido observando por el camino es que la cuerda estaba tiesa como un palo. El tratamiento hidrófugo que en su día tuvo había pasado a la historia y con la nieve se había congelao. Así que a partir de aquí asegurar al compañero en las argollas eran supercachondo. Parecía que estuvieses manejando alambrón de cobre. Pero seguimos!

Zona entre maromas en el hombro
 En este momento solo quedamos ascendiendo: El Alfred, yo y tres vascos que suben por las maromas sueltos mientras un colega les espera en el codo más abajo. Seguimos juntos maromeando hasta que superamos el último tramo de maroma. De puta madre! El Alfred se asegura a una estaca y llego yo. A todo esto son las 4:30 de la tarde y decidimos que a las cinco y media deberíamos estar dándonos la vuelta, puesto que  en el Cervino se tarda tanto en bajar como en subir y la cosa está peluda.

Yo en plena acción maromera
Vista de la Cara Norte (pa otro año)

Uno de los vascos en un tramo de maroma (de los fáciles)
 En esto llegan los vascos y ... resulta que uno de ellos se amarra a la estaca por encima de nuestra cuerda y nosotros no podemos seguir. Decidimos que saquen ellos su cuerda de la mochila y abran lo que queda hasta cima que no es nada. 40 metros. Los más fáciles. Sacan la cuerda y está toda liada. Empezamos a desliarla y está superliada. Las 5 de la tarde y un frío de cojones. Yo estoy helao y un poco rallado con el tema de la cuerda. ¿Como cojones vamos a rapelar con esto?. La cuerda no corre en el reverso. De echo casi ni entra. Solo mordiéndola la conseguimos meter, pero sigue sin correr. Así que agachamos las orejas y decidimos bajarnos. Los vascos ni lo dudan, se bajan con nosotros. Bueno, pues eso, que nos bajamos. Comenzamos a destrepar y en momentos puntuales aseguramos con el shunt. Ni un puto rapel en toda la bajada!. A eso de las 7 de la tarde pasamos de nuevo por Solvay y nos planteamos que  hacer. Solo pensar en compartir la cabaña esa con tanta gente una noche nos hace ver la tienda de campaña como un lujoso palacio y nos decidimos a tirar para abajo. Seguimos haciendo la mayoría del camino al ensamble destrepando y solamente aseguramos tramos peliagudos. Por supuesto se nos hace de noche, pero mas o menos vamos encontrando fitas que nos guían. En algún momento nos desviamos del camino, pero no llega a cundir el pánico y podemos reorientarnos. De fet, vimos una fila de frontales que no avanzaban y nos enfilamos hacia ellos haciendo una diagonal en la parte baja de la montaña y rezando para no encontrarnos ningún cortao al algo infranqueable. Y cuando llegamos a ellos... eran los polacos!. Menuda pesadilla de tíos. Ahí estaban..., que no encontraban el camino. Por suerte, vimos una especie de minicanal marcada con puntos de pintura que me sonaba algo de la subida. Bajamos por ella y cuando ya creíamos que era el camino bueno, zas! un pedazo de rapel super equipao de unos 10 m que por supuesto no habíamos escalado a la subida. Y como nosotros no podíamos rapelar solo con el shunt, pues nos tocó volver a subir la canal. Ahí, el Alfred tuvo un golpe de inspiración y se le ocurrió retreparse un poco a la derecha, con la potra de que encontró el camino bueno. ¿Por que lo sabíamos?, porque había una pedazo de maroma que nos pareció como el faro de Cabo Mayor para los pescadores en plena tormenta. Y de ahí a la tienda, coser y cantar. Desde aquí ya nos sentimos seguros y a salvo, sabiendo que llegar a la tienda era cuestión de tiempo, y poco.

Llegamos a la tienda a las 12 de la noche. Bastante cansados y con el jeto hecho polvo del frío. Con una sensación rara en el cuerpo. Por un lado, nos sentíamos orgullosos de haber sabido bregar con la montaña en ese estado y haber conseguido superar todas las dificultades reseñables. Solo nos habíamos dejado los últimos 40 metros fáciles y la foto en la cruz. Pero por el otro, cuanto más pienso en ello, más me quema el no haber seguido un rato más hasta arriba pese al frío y la incertidumbre. De cualquier forma la montaña tiene estas cosas y... ya caerá. Palabra!

Alfred y yo al llegar a la tienda. ¿Estamos o no estamos guapos?

Maravillosa vista del Monte Rosa sacada a la bajada.

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